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Una excelente oportunidad profesional

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La crisis económica ha incidido de forma directa en las políticas de expatriación que aplican las empresas, que se han acelerado en los últimos años. "La expatriación se percibe hoy más que nunca como una necesidad vital de supervivencia del negocio", sostuvo el profesor del IESE Sandalio Gómez durante la sesión del Programa de Continuidad "Políticas de expatriación en el contexto económico actual: visión de las empresas", celebrada el 27 de mayo en el campus del IESE en Madrid.

En la charla, organizada por la Agrupación de Antiguos Alumnos del IESE, se desgranaron las principales conclusiones del informe elaborado por el IESE y Ernst & Young, a partir de las entrevistas realizadas a los responsables de Recursos Humanos de 30 empresas españolas con presencia internacional. El documento demuestra cómo la crisis ha obligado a seis de cada diez compañías a modificar sus políticas de expatriación.

Hoy el perfil de los expatriados ha cambiado, según constató Marta Álvarez-Novoa, socia de Ernst & Young. Cada vez hay candidatos más preparados y cualificados, y cada vez son más quienes se ofrecen de forma voluntaria para trasladarse otros países. Las organizaciones tienen en cuenta la trayectoria profesional de los candidatos y la flexibilidad a la hora de decantarse por uno u otro.

Reducción de gastos

Esta experta admitió que los paquetes retributivos que las empresas ofrecen actualmente a sus empleados son más modestos que hace algunos años. "Hay una tendencia clara a la reducción de gastos, excepto a la hora de contratar seguros y en las cuestiones de fiscalidad", señaló. "Antes de la crisis, los empleados imponían las condiciones de la expatriación. Hoy esas condiciones las imponen las empresas", añadió el profesor Sandalio Gómez.

De hecho, si hace una década el profesional expatriado mejoraba su capacidad de ahorrar, hoy eso no es así: su salario solo cambia si conlleva un ascenso profesional. De lo contrario, sus nóminas pueden permanecer igual y lo único que se modifican son los incentivos. "Parte de la compensación que recibe el expatriado está asociada al crecimiento profesional", expuso el profesor.

Pese a todo, las expatriaciones son percibidas por la mayoría de trabajadores como una excelente oportunidad personal y profesional. El informe también demuestra que el cónyuge tiene cada vez más peso a la hora de aceptar o rechazar una oferta de expatriación. "El equilibrio familiar es un factor decisivo que influye en el éxito del proceso", apuntó.

Aun así, las empresas reconocen que cada vez son menos los trabajadores reticentes a la expatriación por temor a perder su empleo. Y el 83% de los expatriados sigue vinculado a la misma empresa dos años después de salir de España. "El empleado no se atreve a dar el paso de cambiar de trabajo, y esto es consecuencia de la crisis", incidió Álvarez-Novoa.

Sentirse asistidos

Óscar Izquierdo, de Ernst & Young, reconoció que durante el proceso que dura su estancia en el exterior, los expatriados deben sentir que tanto ellos como su familia están asistidos y protegidos. Este experto explicó que factores como la peligrosidad, el índice de calidad de vida del país y el diferencial de coste de vida se tienen en cuenta a la hora de definir los paquetes retributivos.

También ha mejorado la comunicación que las empresas mantienen con sus expatriados. Además, a la hora de planificar la repatriación, las organizaciones suelen proyectar este regreso a España con seis meses de antelación. Asimismo, el informe refleja que ha aumentado el número de expatriados que deciden saltar de un país a otro.

El informe destaca dos grandes desafíos que aún están por cumplir. Por un lado, la necesidad de diseñar un cuadro de mando que controle a los expatriados. Por otro lado, las empresas deben aprender a gestionar el talento y el desarrollo profesional de estos trabajadores.


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