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Pilotar el negocio con sentido común

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Austeridad, tenacidad, perseverancia, amor al trabajo, liderazgo y visión de futuro son algunos de los valores que han guiado la vida de Antonio Hernández Callejas, presidente de Ebro Foods. Nacido en el seno de una familia de empresarios, a los cinco años se trasladó de Navarra a Sevilla, donde su padre puso en marcha Herba, la mayor fábrica de arroz de España.

A los 16 años empezó a trabajar en el negocio familiar. Tras licenciarse en Económicas y Empresariales, a los 21 años, se incorporó plenamente al mundo de la empresa. "Tenía que apoyarme en la filosofía que ya existía en Herba, pero a la vez debía crear valor y abrir nuevas vías de negocio. Aposté por la I+D+i y por la internacionalización", recordó el directivo durante la ponencia incluida dentro de las Global Leadership Series del EMBA celebrada el 17 de mayo en el campus del IESE en Madrid. Hernández Callejas explicó a los alumnos del programa que, para que un negocio prospere, muchas veces uno debe "anticiparse a los acontecimientos".

Entre los hitos de su vida profesional, destacó dos fechas. En 1989, Ebro compró el 60% de Herba, lo que sirvió para acelerar la estrategia de crecimiento de la compañía. Hernández Callejas fue designado director general, y su primer encargo fue convertir a Ebro en primer productor mundial de arroz.

Más de una década después, en 2001, llegó la segunda gran oportunidad. Ebro completó la compra total de las acciones de Herba, y Hernández Callejas pasó a ser vicepresidente. En 2005, fue elegido presidente y consejero delegado del grupo Ebro y pasó a gestionar, además del negocio del arroz, el de los lácteos y el azucarero.

Un negocio sostenible

Entonces se planteó un cambio radical en el modelo de negocio. Para que la empresa fuera sostenible, ésta debía ser global, marquista, rentable y segura. "No se puede tener miedo a los cambios", señaló. Por ese motivo decidió deshacerse de los lácteos y el azúcar, centrarse exclusivamente en el arroz, e incorporar el negocio de las pastas y salsas. "Tuvimos suerte en nuestro nuevo plan estratégico", admitió.

Poco a poco, Ebro Foods fue comprando fábricas y marcas locales en países como Portugal, Bélgica, Reino Unido, EE.UU, etc. Hoy, esta empresa es la número uno mundial en el sector del arroz y el segundo fabricante mundial de pasta. Ebro Foods está presente en más de 30 países, el 93% de su facturación procede del exterior y factura 2.100 millones de euros, con un EBITDA de 300 millones de euros y una deuda de 240 millones. "En los últimos ocho años hemos conseguido ser una empresa más global, cohesionada y respetada por las multinacionales. Hemos pasado de ser un grupo industrial a un grupo marquista", sostuvo.

Este año, Ebro Foods se ha planteado un nuevo plan estratégico. "Queremos consolidar y asegurar todo lo que ya tenemos porque los mercados emergentes suponen una amenaza para nuestra actividad", dijo. Otro de sus objetivos es mantener el crecimiento sin desvirtuar la esencia de la compañía. "Es necesaria una reinvención continua del negocio y resulta imprescindible tener iniciativas que podamos trasladar al resto de la organización", convino.

Prudencia y sentido común

Para Hernández Callejas, el sentido común y la prudencia resultan básicos para pilotar cualquier negocio. "La empresa, sin sentido común, toma rumbos que no son convenientes", reflexionó. En este sentido, enumeró algunas de las pautas de actuación que definen su gestión al frente de Ebro Foods.

Así, admitió que le da mucha importancia al detalle, incluso a la hora de abordar grandes operaciones. "También soy muy partidario de favorecer la creatividad y de escuchar a quienes me rodean, de la rapidez y la agilidad en la toma de decisiones y de ser accesible", apuntó.

En la misma línea, se mostró favorable a optimizar todo el potencial de la empresa, dar ejemplo a la hora de actuar, y fomentar la interacción de sus colaboradores. "Quiero que la gente esté a gusto en la empresa, que se lo pasen bien", insistió. De hecho, el respeto al equipo de trabajo es fundamental en su filosofía. "He huido siempre del concepto financiero del negocio. Soy proclive a mantener una cultura empresarial sin imposiciones", concluyó.

Así es Antonio Hernández Callejas, un hombre de negocios discreto que en 2007 fue condecorado por el presidente de Francia con la insignia de Caballero de la Orden Nacional del Mérito.


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